Los siguientes extractos sobre una experiencia ignaciana proceden de Dan Everson S.J., participante de EEUU.
Durante el fin de semana de inicio, en que el inglés fue el idioma oficial para las grandes ceremonias en las que nos juntamos miles de personas, fue fácil sentir que podía comunicarme con cualquier persona de mi entorno. Pero aquí, en la pequeña comunidad de nuestra experiencia, con frecuencia he terminado fracasando en mis intentos por iniciar una conversación.
Uno de los miembros de mi círculo MAGIS apenas habla algo de inglés, por lo que prácticamente no ha podido compartir nada con nosotros, salvo que su experiencia estaba siendo positiva. Pero hoy la gente ha hablado ayudándose del traductor de Google, una herramienta tecnológica genial que nos ha ayudado a comprender su vivencia interior.
No es perfecto. Google nos dijo que nuestro compañero estaba ocupado en su “negocio favorito” aquí, en Łódź, o sea, ¡cantar y bailar! Pero es lo suficientemente bueno como para ayudarnos a conectar con él en un nivel más profundo de lo que antes había sido posible.
Como nuestro líder del círculo MAGIS dice, estamos usando la tecnología a mayor gloria de Dios.
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Mi grupo de experiencia se ha unido a Mocni w Duchu, el coro “Fuerte en el Espíritu” que tan entregadamente dirigió nuestra oración durante las primeras celebraciones en Łódź.
Aunque de hecho estoy en una experiencia de “canto”, hay mucho espacio para el baile –¡o al menos movimientos de manos!-. Tengo que admitir que era bastante reticente a participar en los movimientos de manos durante la actuación de “Fuerte en el Espíritu” de la noche del viernes. El grupo me ganó rápidamente, y me vi pronto bailando con el resto de gente, ¡y me divertí! Pero con cada nuevo día, cuando empiezo a cantar y bailar, tengo que vencer mis recelos de nuevo.
Por alguna razón, siempre me ha dado vergüenza bailar. Pero durante MAGIS he visto a mucha gente bailar de manera hermosa -no solo a los miembros de Mocni w Duchu, sino también a personas de Hungría, Zimbabue y varios paíse más. Veo libertad en sus bailes, una libertad para expresarse a sí mismos por medio de sus cuerpos, una libertad que supongo que no tengo.
También he empezado a darme cuenta de cómo el baile es un lenguaje universal que va más allá de las diferencias de idioma. Estudiantes de Rusia o de Haití puede que no entiendan las palabras cuando cantamos en inglés, pero cuando hacemos juntos los movimientos con las manos, todos rezamos al unísono.
Nunca habría esperado que una experiencia de “canto” me pudiera enseñar tanto sobre el lenguaje corporal, pero como suele señalar nuestro guía Magda, una mejor postura nos ayuda a transmitir una sonido más alegre al Señor.