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    św. Ignacy z Loyoli

    San Ignacio de Loyola– fundator de la Compañía de Jesús (jesuitas).Nació en el año 1491 en España de una familia noble. En su juventud se preparaba para el servicio en la corte del rey. Soñaba con tener fama y casarse con alguna dama de alcurnia.

    El evento crucial en su vida fue la batalla con los franceses. Cayó gravemente herido en la defensa de Pamplona. Durante su larga convalescencia dedicó mucho tiempo a la lectura: por falta de otro tipo de libros, se interesó del Evangelio y de las vidas de los santos. Esto marcó el inicio de su conversión.

    En 1552 cambió su armadura por los vestido de un pordiosero y salió en peregrinación a pie al Santuario de la Virgen de Monserrat, donde hizo confesión general de toda su vida que duró un par de días. Luego, algunos meses vivió en una cueva cerca de Manresa. Durante este tiempo servía a los enfermos en el hospital, dirigía conversaciones espirituales  y dedicaba mucho tiempo a la meditación. Las reflexiones acerca de su propia vida espiritual y los apuntes que entonces escribió formaron la base  de sus famosos “Ejercicios espirituales” de los cuales, hasta el día de hoy, se sirven miles de personas que hacen ejercicios ignacianos.

    Es allí, cerca de Manresa, a las orillas del río Cardoner, donde Ignacio captó profundamente las más importantes verdades de fe y optó por vivir con Jesús y para Él. Motivado por el deseo de seguir al Maestro, realizó la peregrinación a Jerusalén. Después de su regreso a España, inició los estudios filosóficos y teológicos. Continuo en Paris donde conoció a Pedro Fabro y Francisco Javier que diventaron más tarde sus amigos más cercanos. Después de un tiempo Ignacio y sus compañeros hicieron los votos de castidad y pobreza, y decidieron luego fundar una orden cuyos miembros se destacarían por el voto de particular obediencia al Santo Padre, un “vínculo especial de amor y servicio”. La Compañía de Jesús ha sido aprobada en 1540.

    Ignacio murió el 31 de julio 1556. Lo canonizó el Papa Gregorio XV y el Pío XI le declaró patrón de todos los ejercicios espirituales.